El Rito Antiguo y Primitivo de Menfis – Mizraim (RAPMM) es un Rito «deísta», lo que implica la invocación del Sublime Arquitecto de los Mundos; y «espiritualista», lo que exige la creencia en la inmortalidad del alma o, al menos, de una perennidad póstuma para el hombre. Pero ahí termina el dogmatismo del Rito, que, además, no está ligado y no depende de ninguna religión en particular, ni se inscribe en una corriente filosófica determinada; por lo que, desde siempre, deja a sus miembros en una plena y total libertad de opinión y creencia. Recordad: ningún hombre o mujer puede pertenecer a nuestra Federación sino es un hombre o una mujer «libre y de buenas costumbres»; pues la libertad es un derecho inalienable y consustancial con la propia naturaleza humana y con nuestra Orden. Esta es una de las razones por las que algunas personas no son admitidas en nuestra organización. Es por fidelidad y lealtad a nuestra propia historia y Tradición, que nos damos a conocer públicamente por este medio con el objeto de hacer una aproximación de quiénes somos, de dónde venimos y a lo que aspiramos, con la ayuda indispensable de todos y cada uno de los iniciados de buena voluntad que han acogido el adeptado en nuestra Orden.

El objetivo fundamental que nos proponemos no es otro que a la «unión de lo disperso»; para que, de esta forma, se pueda alcanzar un mayor desarrollo moral y espiritual, y, por ende, conseguir una humanidad más justa y equitativa. La ignorancia es el peor de los males; la injusticia, la peor de las ignorancias; y el miedo, el peor de los enemigos.

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Nuestro deseo es la transmisión de la Tradición Esotérica, entendida como un rico y múltiple Legado que pueda enriquecerse y mantenerse vivo en las eras venideras. La universalidad y sabiduría de sus conocimientos, de sus rituales y de sus valores humanistas, configurados a lo largo de los siglos y enraizados en las corrientes morales y filosóficas de ambos hemisferios, se ha logrado gracias a la aportación de algunos de los hombres y mujeres más ilustres de nuestra historia, lo que hace posible que nuestra Orden sea defensora de los valores masónicos universales de fraternidad, de libertad y de igualdad, labor necesaria pues todavía está lejano ese día en el que todos formemos la gran familia humana.

 

Nada puede ser un obstáculo, ya sea real o imaginario, para que aquellos que llaman a nuestra puerta sean admitidos en el camino de la verdadera sabiduría; pero siempre que demuestren con sus actos y sus palabras los valores humanistas y fraternales a los que aspiramos, exentos de cualquier servilismo, orgullo, vanidad o prejuicio.

 

El deber sagrado de todo masón es luchar contra la ignorancia desde una perspectiva iniciática, inspirada en las grandes Tradiciones mistéricas de la antigüedad. Mantener viva la antorcha que ilumina nuestra senda es la gran responsabilidad a la que nos hemos consagrado desde el mismo momento de nuestra Iniciación.

 «Notre or n’est pas de l’or vulgaire, mais de l’or vivant, l’or de Dieu… Il y a une alchimie spirituelle, qui purge par les larmes, sublime par les manières et les vertus, décore par les grâces sacramentelles, restitue même le corps putride et les cendres viles en un corps vivant, et finalement rend l’âme capable de contempler les choses du Ciel et du monde angélique. Ceci est l’application dans le vivant de l’Alchimie spirituelle par laquelle, grâce à la puissance de la résurrection des Élus, elle se confirmera jusqu’à la fin des Temps». La Rose donne son miel à la PIERRE”…

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Nuestro proyecto iniciático, y el gran legado esotérico que lo acompaña y lo ampara en todos sus grados y líneas de trabajo espiritual, se refuerza, de este modo (como ya ha sucedido con las Grandes Logias precedentes), por el bien de la verdadera Masonería, en general, y de la Masonería Egipcia, en particular. Abrimos la puerta de nuestro Sagrado Templo a estos Hermanos y Hermanas que ahora llegan, y nos unimos a ellos en la búsqueda de la verdad, de la fraternidad y del amor, siguiendo los sabios consejos de los Maestros del Pasado y del egrégor del Rito, manifestación imperecedera del Sublime Arquitecto de los Mundos, con la esperanza de ser mejores que ayer y con la ilusión de cumplir fielmente nuestro trabajo como francmasones. Desde hoy, la Federación está presente en catorce países de tres continentes: Australia, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Puerto Rico.